En la última década se ha investigado y hablado mucho sobre la fascia, incluso es probable que hayas oído hablar sobre ella.
Antiguamente en el mundo de la anatomía y el deporte se había considerado un complemento pasivo, infravalorado, hasta proponerlo como un tejido de desecho o mero envoltorio.
Hoy en día se ha descubierto la importancia de esta y cómo influye en la evolución de muchas lesiones.
¿QUÉ ES LA FASCIA?
La fascia es una membrana continua de tejido conectivo de aspecto blanquecino, luciente, viscoso y resistente. Seguro que la has visto y tocado muchas veces al quitar una tela blanca de las pechugas de pollo.
Está compuesta principalmente de colágeno y agua. Esto le proporciona una propiedad viscosa que ayuda al deslizamiento de las diferentes estructuras del cuerpo entre si.¿DÓNDE ESTÁ?
Se encuentra en el 100% de nuestro cuerpo. Envuelve los músculos, huesos, articulaciones, nervios, vasos y órganos.
Es un tejido único, es decir, es el mismo tejido a nivel superficial que a nivel profundo y no se separa en segmentos aunque se les nombre por separado.
Para visualizar mejor este enfoque, se puede comparar la estructura del sistema fascial con la de una naranja, donde la pulpa rellena los compartimentos formados por la estructura de la concha de la fruta. Al sacar la pulpa la estructura de la fruta se mantiene prácticamente intacta, conservando la forma original de la naranja.
Se clasifica según su localización:
Fascia superficial
Está adherida a la piel y atrapa la grasa superficial en un espesor variable dependiendo de la región del cuerpo. En ella terminan los nervios y vasos procedentes de estructuras más profundas, ayudando así al proceso de curación en la piel.
Fascia profunda
Separa y conecta los distintos sistemas corporales, como por ejemplo, el muscular, el visceral, el intracraneal y, también, las conexiones dentro de cada músculo, cada nervio o cada víscera.
El cuerpo utiliza la fascia profunda para separar los espacios corporales grandes como, por ejemplo, la cavidad abdominal y cubre las áreas corporales como si fueran enormes envolturas, protegiéndolas y dándoles forma (como la separación de los gajos en la naranja)
FUNCIÓN DE LA FASCIA
La fascia soporta, rodea y protege los diferentes sistemas del cuerpo. No solamente envuelve todas las estructuras y les da forma sino que también las conecta entre sí, brindándoles soporte y determinando su forma.
Se encarga de organizar la disposición de nervios y vasos convirtiéndose así en el sofisticado medio de transporte de nutrientes entre y a través de todos los sistemas del organismo.
PATOLOGÍA DEL SISTEMA FASCIAL
Un sistema fascial sano y equilibrado es capaz de adaptarse a un estiramiento libre y completo del cuerpo. Sin embargo, cuando hay una restricción en la que el tejido es menos elástico puede limitar los movimientos de alguna parte del cuerpo o de algún órgano (interfiriendo en la correcta función de este).
Las lesiones del sistema fascial se pueden producir por cuatro razones básicas:
- Traumatismo sobre el sistema fascial: un golpe o cicatriz
- Sobrecarga sobre el sistema fascial por el mantenimiento de prolongadas posturas viciosas o una prolongada inmovilidad (escayola, pacientes encamados, etc…)
- Lesiones químicas del sistema fascial (alimentación o estrés)
- Incorrecta ejecución de movimientos (p.ej. cojera)
Signos y síntomas de la patología fascial
Se suele sospechar que hay un atrapamiento fascial cuando se sufre un dolor que vuelve al poco tiempo de realizar tratamientos en los que no se incluyen técnicas específicas para el sistema fascial, por ejemplo, mujer con cesárea que a los meses empieza con episodios de dolor lumbar y cada vez que se trata la zona mejora pero las molestias vuelven a los pocos días. Esto puede ser signo de que la cicatriz de la cesárea está provocando una excesiva tensión en el sistema fascial y repercute en la mecánica de la columna lumbar.
Unos de los signos más comunes y significativos de que se sufre patología fascial es la rigidez matutina. La molestia suele ser difusa y mejora a lo largo del día.
Hay casos en los que los atrapamientos son aparentemente asintomáticos, pero se aprecia una mala postura o movimiento incorrecto de algún segmento corporal.
TRATAMIENTO
La realización de estiramientos adecuados, los masajes, y actividades como el yoga o Pilates, puede contribuir a mantener el sistema fascial en buen estado de funcionamiento y evitar bloqueos y restricciones.
El rodillo o roller puede ser una buena alternativa para realizar automasaje de la fascia en casa.
En caso de sufrir lesiones del sistema fascial, siempre es recomendable acudir a un Fisioterapeuta cualificado para realizar técnicas de liberación miofascial. Estas técnicas consisten en estiramientos suaves y presiones mantenidas en distintas partes del cuerpo con el objetivo de mejorar las restricciones que se producen a nivel de la fascia.
Al ser un tejido único, nos permite acceder a estructuras profundas con un tratamiento superficial.
Previamente, el terapeuta habrá realizado una entrevista y una exploración para poder determinar dónde se encuentran las zonas de atrapamiento.
Estas técnicas se suelen complementar con otras típicas de la fisioterapia. Así se consigue un tratamiento más completo ante lesiones muy diversas.
Lisa Llorens Bell
Fisioterapeuta y Osteópata colegiada número 472 (Illes Balears)
Clínica Corpore (www.corporeibiza.com)
Referencia bibliográfica:
Pilat, A. (2003). Terapias miofasciales: inducción miofascial.
Imagen 1: http://corporalsystem.com/actualidad/fascias/
Imagen 2: http://neurosportavila.es/blog/que-es-la-fascia/
Imagen 3: http://www.bowenbristol.com/fascia.html
Imagen 4: Pilat, A. (2003). Terapias miofasciales: inducción miofascial.
Imagen 5: https://www.fisioeducacion.es/fisios/practica/307-tejidofascial
Imagen 6: https://www.corporeibiza.com/osteopatia/